MAG Historias- El Día Que Drogba Detuvo Una Guerra Cívil

En estos recientes días el mundo ha vivido momento desoladores, desde el asesinato de un ministro Iraní, hasta el incendio de la flora y fauna Australiana. Tristemente los más poderosos no han tomado acciones para que la humanidad vaya por un mejor sendero y los comentarios que hablaban sobre las catástrofes acompañaron nuestro inicio de año 2020. Por dicha razón me gustaría retomar un momento en el que el fútbol interfirió en una calamidad en señal de que es un deporte para unir.

Didier Drogba es probablemente una de las personalidades más importantes del continente africano en la época actual. Costa de Marfil hasta épocas recientes no había destacado en el fútbol, una generación dorada de futbolistas surgió en las eliminatorias al Mundial de Alemania 2006. Esta coincidió con la desastrosa Guerra Cívil que ocurrió en el país del sur de África.

En el año 2002 fue cuando tras un fallido golpe de estado, un grupo de rebeldes se había acrecentado en el norte del país, mientras que en el sur, el gobierno era quién tenía el control de la zona. Por dicha razón, Costa de Marfil se encontraba dividido, miles de muertes cobraron factura durante el primer año y los consecutivos durante un largo tiempo. Las tensiones ocurrieron por la diferencia que existía por un norte rezagado de mayoría musulmana, mientras que el sur confeso al cristianismo había evitado por muchos años que un presidente fuera de la zona musulmana del país. La división era un tema muy sensible, un país que no quería ser unificado por las diferencias notorias entre las costumbres de sus hombres.

Sólo existía algo que «momentáneamente» unía al país, el fútbol…

Este se vería por todo Costa de Marfil sin distinciones; musulmanes y cristianos, norte y sur. Todos querían ver a su selección ganar, las esperanzas siempre puestas en la figura del Chelsea, Didier Drogba. Después de un increíble partido de los marfileños en el que derrotaron 3-1 a Sudán y lograron la tan ansiada clasificación a Alemania 2006, los jugadores se hincaron en plena celebración sobre el terreno de juego, Didier se dirigió a la cámara en señal de protesta, pedía que la guerra parara, unas elecciones libres en las que la gente pudiera decidir. Drogba y su mensaje de paz llegó a ojos de personas indiferentes al fútbol, se posicionó como un activista, más que un jugador. Las palabras hicieron ruido en los dos bandos ¿Quién no tomaría en cuenta las palabras de el ídolo de tú país? ¿No eran suficientes muertes después de todo? El delantero marfileño era el vivo ejemplo del porque quería un mejor futuro para su país, a una corta edad tuvo que salir de su país rumbo a Francia a buscar una mejor vida junto a su familia.

Aunque los fusiles de los soldados y rebeldes habían sido eliminados, la tensión política seguía muy fuerte. Por dicha razón Drogba aprovechó su galardón del mejor futbolista Africano del 2006 para visitar la ciudad de Bouaké. La ciudad principal de los rebeldes marfileños, que recibieron con los brazos abiertos a su ídolo, en ella pidió la unidad para su país y prometió un partido de fútbol de la Selección de Costa de Marfil. El hombre que unos años después aparecería en la revista Time como una de las personas más influyentes del mundo había hecho lo impensable, llevar un juego de fútbol de la selección a la ciudad del norte del país, y lo más importante, el gobierno confirmó su presencia para hacer las pases con el otro bando.

El año 2007 fue testigo de una acción noble ¿Cuántos futbolistas se preocupan tanto por su país? La fama y el dinero parecen muchas veces en lo único que podría un jugador profesional. Pero ¿Y el amor? ¿La reciprocidad? Aquello que las personas tienen marcadas por muchos años. Ya el día 3 de junio de 2007 Costa de Marfil disputa un juego en contra de Madagascar para la clasificación a la Copa Africana de Naciones. Cinco goles fueron suficientes, uno de ellos de Drogba, todo para que el Presidente y el líder rebelde entonaran el himno juntos, apoyaran a su selección juntos y dieran fin a una guerra más de religión e ideologías…

Ya para esa fecha la guerra había terminado, ya no había más una división cultural que pudiera frenar a un país que tenía todas las ganas de recuperar el tiempo perdido.

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