Talento y más talento, una forma rápida de describir a Brasil. Legendarios jugadores han portado la enigmática casaca diez, pasando a la historia general del fútbol y muchas veces a la cultura general que nos rodea. ¿Quién no conoce a Ronaldinho? ¿Quién no conoce a Pelé? Probablemente hasta la persona men0s fanática del fútbol sepa de su existencia, que lo hayan visto en más de algún comercial, en un evento importante o siendo tendencia en internet. Un diez menos conocido, pero igual de respetado por los conocedores del balompíe mundial es Sócrates. Su éxito fue brutal en el fútbol sudamericano y a pesar de no ser campeón del mundo con la verdeamarela, su trascendía es igual de significativa que otros magos que si conquistaron el codiciado premio, su curiosa vida, los valores que lo rodeaban e influencia en los Supercampeones…
El año de 1954, la Ciudad de Belém en territorio Brasileño, vio nacer a un jugador con un don único, un artista renacentista con nombre de filosofo, tenía algo común con el griego, la principal herramienta de su vida cotidiana era su cerebro. Su padre un hombre estricto, siempre quiso lo mejor para su hijo, por ello lo obligó a estudiar una carrera universitaria si quería seguir su sueño de ser futbolista. Ya en 1974 fue parte del primer equipo del Botafogo. Mientras estudiaba medicina, el hombre destacaba en el Brasileirao. Cuatro años después de su debut, se matriculó y consiguió un épico pase al Corinthians.
En Corinthians, sus logros no fueron sólo en lo deportivo, trascendió a mucho más de eso. La «Democracia Corinthiana» fue una forma de toma de decisiones a inicio de los ochenta por parte de los jugadores del club, entrenadores, directivos y todos los integrantes del club. El voto de un jugador tenía la misma validez que el de uno de los de pantalón largo, el principal impulsor de esta práctica fue Sócrates, que en plena dictadura militar en Brasil quería poner el ejemplo de que hasta en el fútbol se podía instaurar una democracia.
De igual forma en años posteriores apareció en la serie animada Japonesa «Súpercampeones» cómo Roberto Sedinho, un mentor del protagonista Oliver Atom que aparecería desde el primer capitulo. Este personaje tomaría los mejores elementos de Sócrates, un hombre mesurado e inteligente, que llegaba de ser una figura internacional que poco a poco fue desapareciendo del mapa y sobretodo que conservaba su magia.
Su mejor versión en Mundiales de fútbol fue en el de España 1982, en el que fue la figura de Brasil en aquella justa. Le tocó ser la luz que vislumbraba en una Verdeamarela que sufría una resaca de éxitos tras su último título mundial de 1970, le tocó ser la figura de un Brasil post- Pelé que años más tarde recobraría el rumbo de un título. Ya para la siguiente Copa del Mundo fue menos importante para la selección brasileña, un nuevo joven había tomado el papel de figura, Zico. Pero eso no significaba que su rol sería el de un simple veterano, pues capitaneo a los nuevos valores de la Selección en el Mundial de México 86.
Su aporte en la política brasileña fue interesante, su faceta de luchador social y de exigencia para que se organizaran elecciones libres nadie lo podía negar, quería un futuro diferente para Brasil, un futuro en el que todos pudieran decidir sin ser discriminados por su condición social. Su pelo rizado y barba filosófica se convirtieron en un emblema de la lucha social, también una cinta blanca que llevaba en la cabeza mencionando la «Democracia», no sólo será recordado por los fans del Corinthians, sino por todo aquel que pelee por sus ideales permanentemente…