El segundo viernes de marzo pasado, se entregó una edición más del reconocimiento Premio Tepezcuintle 2020, organización encabezada por Jorge “Garrick” Aguilar Ponce y de la cual este editor es colaborador, junto con Ana Lidia Cayetano, Francisco Javier Manzo Sánchez, y Ángel Méndez, con algunos respaldos más.
Con información recabada por la organización, le tendremos algo de quienes esta vez recibieron la distinción que tuvo su primera entrega allá a principio de los 90’s del siglo pasado.
Comenzamos con Don Eduardo M. Herrera García, aprovechando el texto escrito por uno de sus hijos, que es el siguiente
LA SEMBLANZA
Nació en esta ciudad de Colima el 07 de julio de 1928, por tanto, está próximo a cumplir 92 años de vida. Es hijo de los señores Eduardo Herrera Manríquez y María García Brizuela, de los cuales lleva el nombre, por lo anterior es registrado como Eduardo Herrera García.
Del año 1930 y hasta 1944 radica en la ciudad de Guadalajara en donde cursa su educación primaria y secundaria, esto de manera formal dentro de las escuelas del estado, sin embargo, la instrucción cívica y moral –esa que a su vez trasmitió a sus hijos- la recibe en el seno familiar en el cual se desarrolla, esto es, a través de sus abuelos Alfredo Sebastián y Estéfana, y de sus tíos paternos.
A partir de 1948, se traslada a radicar a su estado natal, fijando inicialmente su residencia en la Ciudad de Tecomán, lugar donde conoce a Nohemy Sofía Núñez Gutiérrez con quien contrae nupcias y forma un hogar, el cual desde 1951 fija su estancia en la Ciudad de Colima.
Producto de este matrimonio son sus hijos: Marco Tulio, Sócrates Eduardo, Virgilio Mario, Ulises Caleb, Alma Lorena, Palmira y Noemí Sofía.
Desde agosto de 1957 y hasta la fecha vive en nuestra amada colonia Magisterial, primera en su género en el estado, siendo promovida inicialmente por el magisterio estatal y después ampliada a la burocracia federal, que fue la manera en que se logró la adjudicación de una vivienda para toda la prole familiar.
ÁMBITO LABORAL
De 1944 hasta 1987, esto es, durante 43 años, laboró para la Comisión Nacional de Irrigación que posteriormente se transformó en Secretaría de Recursos Hidráulicos y esta a su vez pasó a ser Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, esto en los estados de Colima, Veracruz, Querétaro y Nayarit.
Paralela a esta actividad, en los primeros años de la década de los 70, es apoderado del ISSSTE en el estado, gestionando la construcción de la colonia Lomas de Circunvalación, e la Tienda y de la Clínica Hospital, todas ellas en la ciudad de Colima.
Del primero de enero de 1974 al 31 de diciembre de 1976, fue Presidente Municipal de Colima, con los logros y beneficios que aún recuerdan los que vivieron aquellos años.
En este periodo fue impulsor del que fuera famoso y tradicional Torneo de los Barrios de futbol con sede en las canchas salesianas, además de promover alguna exigente carrera ciclística.
Al concluir sus actividades en el sector federal, se incorporó al Gobierno del Estado de Colima, donde laboró hasta la conclusión del año 2009, cuando se retiró de toda actividad laboral después de 65 años de trabajo continuo.
ÁMBITO DIRECTIVO
Fue dirigente de la FTSSE, igualmente ocupó diferentes cargos, en el Comité Municipal del PRI en Colima, terminó siendo su presidente. A su vez ocupó diversos cargos en el Comité Directivo Estatal del mismo partido, organización a la cual sigue perteneciendo guardando siempre lealtad a sus principios básicos.
Dentro del segmento del pensamiento libre, ocupó cargos directivos en las logias masónicas y de asesoría en las juveniles, además de haber sido directivo en clubes de básquetbol y béisbol, donde recuerda con agrado a Rodolfo “el gogo” Álvarez del Castillo, Armando Minakata, Álvaro Pruneda, Héctor “el chango” Contreras Brizuela y el “caballo” Bembo en la ciudad de Tecomán.
Y en Colima con Panchito Álvarez, José Gamboa, el Ing. David Robledo Mora, “La Pollina” Novela, el “trompo” Leonel Gutiérrez. Los profesores Enrique y Felipe “el Chato” Ureña, Paulino Gallardo, el “Shaghai”, el “Infle” Martínez, Luis Michel, el “Papión”, el “Tachín”, el “Calavero”, los “Capis” Paredes, y el “Chino” Martell, el “Maestrillo”, Herminio López, el Ing. Isidro Amezcua Rojo, Tomás Checa Barbosa, «Chalío» Medrano, Los Baeza que casi solos formaban una novena, entre otros, en el ámbito beisbolero.
Siempre convivieron en la cancha o diamante Héroe de Nacozari, y las giras internacionales de esa época a: Ciudad Guzmán, Tonaya, San Marcos, siempre con la presencia y apoyo del Capitán Ureña. Vale destacar que entre los jugadores que llegaron a traer para reforzar a su equipo se contó con la presencia de Goicolea como pitcher y de Roma como cátcher, quienes posteriormente jugaron en la Liga Mexicana de Béisbol y en las Grandes Ligas de los USA con los Dodgers de Los Ángeles, Ca.
En el básquetbol jugó con Alberto “el Pelón” Núñez, Eliseo Arroyo, Santiago Buenrostro, Ángel Mario Martínez Torres, el “Picudo” Ochoa, Albino González, Efrén Cárdenas, el “Ranchero” Vega, Mario Brizuela, Eduardo Torres, Alfredo Gaytán, el “Chiquito” Cervantes, Guillermo Torres, entre otros, en las canchas Andrés Figueroa, La Concordia, San Francisco, Logia Masónica y Secundaria 1, hoy Archivo Histórico de la Universidad de Colima.
Así mismo formó parte del club 30-40 de fomento al voleibol.
ÁMBITO FAMILIAR
Como se mencionó anteriormente formó un hogar con Nohemy, familia de la cual, con toda honestidad se siente orgulloso, ya que, todos sus hijos, no obstante, de limitaciones económicas propias de las clases medias, obtuvieron un título universitario y ha desarrollado su ejercicio laboral en apegó a las normas cívicas aprendidas en el seno familiar, sin haber nunca caído en las tentaciones y prácticas propias de los tiempos actuales, las cuales son observadas con displicencia y disimulo por las generaciones actuales de mexicanos.
Eduardo “Lalo” Herrera vive fruto del producto del trabajo honesto y fecundo, pues a pesar de haber ocupado cargos en que pudo disponer de recursos financieros, siempre se sujetó a los ingresos determinados por los tabuladores vigentes. Siempre con el apoyo de su esposa hizo que lo lícitamente obtenido ajustara para la satisfacción de las necesidades del hogar. Aspiraciones de superación siempre las hubo y se alentaron, las ambiciones y tentaciones fueron las que se reprimieron y se controlaron para ejemplo de los hijos y nietos.
Desde 2003, luego de 55 años de vida conyugal, pierde a su esposa y no obstante al sentimiento de pesar por tan terrible pérdida, a la que se le agregó la tragedia de Virgilio, víctima del sismo de septiembre de 1985, continuó desempeñando sus actividades laborales hasta su retiro.
Eso no le hace permanecer inactivo, pues todavía se le ve realizando las compras domésticas en las tiendas del vecindario o de autoservicio, en donde es saludado con aprecio y respeto, y donde deambula con el conocimiento de que está en la colonia, misma de la que es fundador, contribuyendo al desarrollo de la misma.
Dado lo corto del espacio concedido, esto es, una breve semblanza de Eduardo “Lalo” Herrera, hombre honesto, trabajador, respetuoso, ejemplo para sus hijos, nietos, bisnietos y motivo de orgullo de nuestra familia y su comunidad.
Cosas y anécdotas para comentar quedan muchísimas, sin embargo, concluiré intentando declamar el pensamiento que siempre tuvo bajo el cristal de su escritorio de trabajo. NO CLAUDIQUES. Con lo cual se resume su manera de sentir y apreciar la vida y de los sufrimientos que tenemos que pasar los que somos producto de la denominada cultura del esfuerzo.
Gracias por su atención y un aplauso para Don Lalo Herrera García.