Lunes de Culto- «Mágico» González

Un dorsal con el número once era su referencia, como todo ídolo de la década de los ochenta se movía entre el mediocampo y la delantera; probablemente el menos conocido entre Maradona, Platini, Socratés, Zico, entre otros ¿Pero el menos talentoso? Durante años la historia lo ha puesto en el mapa gracias a palabras de el mismo Diego Armando Maradona que lo describía como «uno de los mejores de la historia». También la influencia de los analistas más minuciosos han convertido al «Mágico» en un jugador de culto.

Cuando nos referimos al fútbol mundial y «cracks» de la pelota, casi siempre pensamos en Sudamérica o Europa Occidental, difícilmente un país de la CONCACAF puede ser mencionado, son contados los que brillan en esta zona tan exótica para las grandes potencias futbolísticas. Más aún a países meramente centroamericanos, que no llegan a destacar tanto, pero cuando lo hacen nos sorprenden…

Jorge Alberto González, originario de la capital Salvadoreña, San Salvador. Inició su carrera en su país natal, donde rapídamente se convirtió en uno de los jugadores más destacados de este, una gambeta exquisita, movimientos como los de una víbora de cascabel y sobretodo una toma de decisiones barbara en el ultimo tercio del campo. Referente en la Selección Salvadoreña fue capaz de ser la luz que guió a «la selecta» a su última Copa del Mundo hasta el momento, España 1982. En ella se recuerda muy poco fútbol por parte de los centroamericanos, inclusive una goleada de 10-1 que les propinó Hungría, pero eso no fue impedimento para que Jorge dejará gratas impresiones en el país anfitrión, interesando al Atlético de Madrid que ya había contratado a un joven de origen norteamericano años antes y al Paris Saint Germain, originalmente.

Los Franceses fueron los que más lucharon por tenerlo, al final, la leyenda urbana cuenta que Jorge declinó por ser «mucho compromiso». De ahí, un equipo tradicional de España saltó por ganar el fichaje, el Cádiz había contratado a su «Maradona». La indisciplina era una constante en aquel jugador tan delgado, su larga cabellera se estremecía con el viento cada vez que pasaba a algún jugador con sus finos movimientos. Jorge se ganó en poco tiempo a la afición del Cádiz, se la había ganado con regates, asistencias y anotaciones, nada más que eso. Su brillo deslumbro e hizo pedazos a defensas durísimas como lo eran la del Barcelona, la del Bilbao y el campeón omnipotente de la década, el Madrid.

Famosas sus actitudes por toda España, aquel hombre no era recriminado por su afición ¿Por qué lo sería? No hay jugador más grande que haya pisado Cádiz. El mismo decía «no tomarse al fútbol como un trabajo», eso le quitaría lo divertido al asunto, pero sobretodo, privaría a los amantes del fútbol de poder gozar aquel jugador que nunca quizo un compromiso, el maravilloso «Mágico» González.

 

 

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